miércoles, 9 de diciembre de 2009

EL CUERPO DEL ARTISTA.






Cada cuerpo encierra todo un mundo interior que aún está por descubrir. Me refiero indiscutiblemente a cuestiones que van más allá de lo físico y material.

La materia no muere ni se destruye, solo se transforma y este principio universal es aplicable a las personas también. En el caso que nos ocupa está relacionado con el cuerpo del artista, ya que es posible expandirse a través de lo creado.

Cada una de mis obras no es más que una prolongación de mi propio ser. Una formula donde la razón, el espíritu y la materia se han unido para desembocar en lo que soy, como estoy configurado por dentro y por fuera.

Mi cuerpo no es solo el resultado de siglos de aprendizaje heredado de mis antepasados, es también la respuesta de mi propia experiencia, de cómo pienso y se rebela contra toda la norma establecida de los artificios propuestos por el sistema.

El artista no es más que una herramienta dotada de un don maravilloso difícil de ser entendido, donde cuerpo y mente se unen, trabajan y de dicha unión se generan las más bellas expresiones.
Pero no podemos olvidar el olvido, la mayoría no comprende lo que el creador crea. Es así como me siento a veces, solo; la creación conlleva inevitablemente la soledad del propio yo, un lugar de difícil acceso para los demás.